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jueves, 12 de enero de 2017

COMO DISFRUTAR DE UNAS NAVIDADES PERFECTAS



COMO DISFRUTAR DE UNAS NAVIDADES PERFECTAS

¡Ah los viejos tiempos! Cuando la gente dejaba de hacer compras de Navidad cuando se quedaba sin dinero. (Alguien A. Dicho)./ Oh the old times! When people stopped shopping for Christmas when they ran out of money. (Said S. Omeone)


HOW TO ENJOY A PERFECT CHRISTMAS/ COMO DISFRUTAR DE UNAS NAVIDADES PERFECTAS 


  Con 23 años y a miles de kilómetros de distancia, por fin iba a vivir las navidades con las que llevaba soñando la mitad de mi vida: sola. /At 23 years old and thousands of miles away, I would finally live the holidays I had been dreaming for half of my life: alone. 


                                                                                       Leer en español      Read in English


Los Parker me habían invitado mucho tiempo atrás a pasar las fiestas con ellos, pero les dije que no con la excusa de que quería conseguir algún trabajillo para pagarme el siguiente semestre en la universidad. Y era una excusa porque tenía una razón aun más poderosa: no quería que me pagaran el viaje. No quería volver a sentirme dependiente de ellos en su casa y me apetecía ponerme al día en un montón de pequeñas tareas. Además todas mis compañeras de apartamento se habían ido de vacaciones a sus casas. Yo las quería mucho pero pensar en disfrutar de todo ese espacio para mí sola me llenaba de un gozo difícil de expresar.
Mis planes peligraron cuando recibí una llamada de Tyrone. Iba a venir por viaje de negocios cerca de mi ciudad y le gustaría pasar a saludarme. Nos reunimos al día siguiente en el campus de la universidad. Desde el primer momento me di cuenta de que me sentía más cómoda con él que nunca antes desde que le conocía. Ahora yo era independiente. Aunque mis papeles decían que él seguía siendo mi sponsor, ya no reflejaban la realidad. Por mi propia decisión no había recibido ayuda económica de los Parker desde que me fui a vivir a la universidad. Me había mantenido con el dinero que ahorre ayudándoles en la casa antes de irme.
Mientras le enseñaba el apartamento, Tyrone me dijo que si en cualquier momento necesitaba algo, lo único que tenía que hacer era llamar a Caroline y ella me lo enviaría. Se lo agradecí, pero él que me conocía bien sabía que antes me moriría de hambre que pedirles algo. Así que insistió diciéndome que aunque yo era “una persona condenadamente independiente”, si averiguaba que yo estaba teniendo problemas de dinero se iba a enfadar mucho por no decírselo y “¡no me ha visto todavía enfadado de verdad!”.
También me dijo que quería pedirme algo, un favor personal, absolutamente aparte de los negocios. Quería llevarme a su casa porque Caroline y los niños me querían mucho y sería “un regalo de Navidad perfecto". Tyrone podía leer mi mente, estoy convencida. Sin darme tiempo a reaccionar añadió:
— Y ahora, no empiece a mover la cabeza diciendo que no. Vuelo tan a menudo con la misma aerolínea que he acumulado muchos puntos. No tendré que pagar ni un centavo por nuestros billetes. Así que volaríamos en primera clase gratis. Esto es una sorpresa y nadie sabe de ello. Si quiere decirme: “Tyrone, estoy harta de ti y de tu familia. Estoy muy feliz con mi libertad y no quiero volver a ver vuestras caras”, lo entenderé y no tiene porque sentirse mal por ello.
Bien, lo pensé brevemente. Para entonces ya había encontrado un trabajo: empezaba en enero. Tenía muchas ganas de quedarme en el apartamento sola, pero entonces pensé en cuanto quería a los Parker y a Grandpa y Grandma (los padres de Caroline). También pensé que por primera vez no sentía que tenía que hacer lo que Tyrone quería, tenía la oportunidad de hacer algo por él como amigo, simplemente porque me caía bien. De modo que le dije que sí. Y se quedó muy sorprendido. — ¿Ha dicho que sí? ¿Está segura? ¡Genial!
Me pregunté si él pensaba que la única manera de conseguir algo de los demás era por medio del dinero, del poder o de dar algo a cambio.
Al día siguiente por la noche volamos a su ciudad. En el aeropuerto fuimos al encuentro de Caroline que estaba leyendo en las pantallas la información sobre la llegada del avión. Tyrone y yo estábamos bajando por las escaleras automáticas. Yo estaba justo delante de él. Era imposible que ella no me viera.
—¡Hola, Caroline!- dijo Tyrone.
Ella miró hacia las escaleras, sonrió y dijo:
—¡Hola, Tyrone!
Yo estaba muy emocionada de verla ¡pero ella no me dijo nada! Tyrone y yo ya habíamos bajado del todo, me acerqué más a Caroline, casi tocándola.
—¡Hola, Caroline! ¿Qué tal estás?
Entonces me miró y comenzó a gritar. Nos abrazamos una y otra vez. No se podía creer que yo estuviera allí.
Después de desempacar eran la dos de la madrugada cuando estaba lista para acostarme, pero estaba tan nerviosa pensando que tan sólo al cabo de unas horas vería a Nicky que me planteé quedarme despierta toda la noche. Finalmente me acosté.
Temprano por la mañana Teri entró en la habitación y me despertó. Su madre le había dicho que en esa habitación había un regalo que les había traído su padre. No tendría que desenvolverlo pero probablemente si que necesitaría destaparlo. A continuación entraron las otras dos niñas. No me podía creer cuanto quería a esas tres criaturas tan malcriadas.
Nicky se despertó más tarde. Entré en la habitación y empezó a llorar. Yo ya sabía que al principio no me reconocería. Durante un rato no quería ni acercarse a mí. Mientras él desayunaba me senté a su lado. Fuimos a dar un paseo en su pequeña bici y ese adorable ser de 16 meses volvió a aceptarme como amiga.
La idea de Tyrone funcionó a la perfección. Fui un buen regalo de Navidad para Caroline y para los niños. Diez días después, temprano por la mañana, me fui. Les escribí una nota de despedida a cada una de las niñas.
Entré en la habitación de Nicky y me quedé observándole como dormía.
—Dile que le quiero— le pedí a Caroline entre lagrimas.
—Él lo sabe— me contestó.
De vuelta en mi apartamento sentí no haber podido disfrutar de mis navidades a solas. ¿Me arrepentí de haberlas pasado con los Parker? Puede que no sea una entusiasta de las celebraciones navideñas, pero sí que me gusta en cualquier momento del año recibir regalos. Sobre todo si son valiosos, no ocupan lugar y duran para siempre. Y ese mes de enero recibí uno que reunía todos esos requisitos. Era una tarjeta. Decía entre otras cosas:



Y ahora es vuestro turno: ¿Cómo celebraríais la Navidad si vuestras circunstancias familiares, económicas, sociales, físicas no fueran un problema? ¿Donde? ¿Con quien? ¿Exactamente como las habéis vivido este año? Si las celebraríais de forma diferente, ¿qué os lo impide?




1 comentario:

  1. Gracias por compartir tu experiencia, me ha gustado mucho. La tuya es una forma atípica de pasarla, por las lejanas américas. La mía fue más normal, en familia, pero para mí fue muy especial, como siempre. De vivirla de otra forma posible, me hubiera gustado compartir un crucero con ellos, que seguro sería inolvidable.

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